25 de agosto de 2008

Inevitable mortalidad


"Vivamos dichosamente la inevitable mortalidad de la vida", decia Epicuro en la epoca de la antigua Grecia.

Es fácil decirlo desde la plena juventud, donde la condición de mortal escapa de nuestra realidad, donde lo que sobra es futuro, proyectos, buena salud y ganas de vivir. Pero el reconocernos mortales nos permite darnos cuenta del valor de la vida, de su condición de unicidad y de finitud.

Y es esta conciencia la que nos permite vivirla dichosamente, porque si la vida fuese eterna quizás nunca empezaríamos a disfrutarla.

Pero hay veces en que intentamos escapar a la mortalidad. Creyendonos seres inmortales buscamos superar nuestra condición de terrestre y es en ese momento cuando buscamos alcanzar el cielo, intentando volar, separarnos de la tierra, elevar nuestro cuerpo y flotar en en el aire, en el espacio, en el todo.

La gravedad se convierte en una cadena que nos enajena y que mantiene nuestra alienación a la tierra.

Y es ahí cuando buscamos trascender, buscamos una prueba, aunque sea un instante, una fotografía que capte el momento donde logramos despresndernos de ella, donde la gravedad ya no nos encadena a la tierra.

Y es en ese instantante donde nos sentimos completamente vivos, donde logramos trascender nuestra condición de mortales, aunque sólo sea por cuestión de segundos.

Y son esos instantes donde cada uno lo disfruta a su manera:
algunos prefieren no desprenderse del todo de la tierra, quizás por miedo a flotar en ese espacio desconocido, o quizás porque en el fondo - como ocurre en muchos casos- al esclavo le da terror desprenderse de su amo (la gravedad). así prefieren no desprender los pies de la tierra pero si elevar sus manos los mas alto posible;

otros logran desprenderse y se enfrentan a su enemigo mostrandoles su barriga (quizás así la espantemos);

otros prueban poces nuevas en el aire, estirando sus piernas de manera bizarra y rompiendo las reglas de la gravedad;

otros entregan su ilusián por quedarse recostada sobre la tierra para captar aquella prueba inmortal;

y unos pocos logran grandes alturas y prefieren doblar sus piernas porque mantienen la ilusión de no volver a necesitarlas, de no volver impactar contra la tierra y asi elevarse y volar. Su cara denota una felicidad constante, única, casi imposible de alcanzar. Y es en esos momentos donde la mortalidad se vuelve evitable. Al caer a tierra y darnos cuenta que la gravedad es insuperable, es cuando nos damos cuenta de la inevitabilidad de la mortalidad y es ahí cuando comenzamos a vivir dichosamente aceptando nuestra condición de finitud, el paso del tiempo, el fin de la adolesencia, el fin de la jueventud y el comienzo de la vejez.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

De no haber existido la gravedad...¿Nos habríamos escapado todos de la tierra?
¿Hacia dónde? ¿La finitud se asociaría en ese caso con el alejamiento terrenal o con el dejar de ser?

p.

Anónimo dijo...

maldita gravedad.

igual... ese segundo y medio en el que uno vuela o intenta volar, ese mínimo instante en el que uno siente que puede llegar a escapar de ese amo tan imponente, ese ínfimo espacio en el que todo parece posible.....

... con ese segundo basta.

esa es nuestra trampita al destino. nuestra manera de burlarnos de esa leyes que rigen nuestro existir.

Somos 5, pero somos miles. dijo...

No creo que la gravedad sea la culpable de que caigamos al piso.

la pesadez del ser es la que nos ancla a la tierra y nos hace muchas veces imposible ser livianos, FLOTAR.

Anónimo dijo...

que articulo tan incoherente...esa relacion entre la inmortalidad y el volar desprendiéndonos de la tierra que nos aliena...grandes diaparates para una mente tan disparatada

Anónimo dijo...

per bueno queria compartir esa frase de Epiucuro. y justamente ayer caminando por la calle, estaba esta mujer de unos 70 años, totalmente operada, de esas que parecen monstruos, que huyen ante la aparición de la vejez, queriendo mentener la eterna juventud, huyendo de su condición de mortales. Y creo que el ser humano tiene muchas veces esa ambición de inmortalidad.^Pero la dicha esta, como decia Epicuro en vivir dichosammente esa vida que es mortal y que puede evitarse. y es esa conciencia de fin que nos permite valorarla... de ahi a hacer algo con eso...

Anónimo dijo...

y en el fondo... la mortalidad de la vida es lo que la hace a cada día tan valioso.

Somos 5, pero somos miles. dijo...

tere todavía no se anima a saltar

Somos 5, pero somos miles. dijo...

La inmortalidad es entonces una ilusión necesaria que nos acompaña siempre a partir de aquel momento en que nos asomamos a ella por alguna casualidad, desde que empezarnos a creer que los demás nos miran, que el ojo de todos está sobre uno, o puede llegar algún día a interesarse en uno