3 de julio de 2010

Marrakesh

por Sofia Becco

Entrar en djemaa el Fne,
Mochila a cuestas,
A plana luz del mediodía,
Es una experiencia que queda marcada a fuego en la memoria.
Inmediatamente uno ingresa en un mundo mágico, súrreal, digno de un cuento fantástico.
Lo primero que impacta es la inmensidad de la plaza, su movimiento, la cantidad de gente.
Y el ruido… envolvente, palpitante…
Tambores de bailarines,
Flautas de encantadores de serpientes,
Gritos de entusiastas vendedores
Y el ruido blanco de los fascinados espectadores.
Y adentrándose en la selva,
Uno se encuentra con personajes mágicos,
De donde se inspiran las mil y una noches:
Encantadores de serpientes, bailarines disfrazods, monos, gitanos árabes, curanderos de los males mas diversos, vendedores de frutas, comidas, y especies nunca antes vistas…
y se percibe claramente el estilo árabe,
pero es evidente que bajo la superficie late el corazón negro, oscuro e impenetrable de África.
Y el pulso se acelera,
Las pupilas se dilatan,
La cabeza da vueltas
Y el corazón empieza a palpitar
Al ritmo de la medina.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Nuevamente, impresionante, impactante y extraordinariamente contado.
Quiero más y más y más de tus relatos!!!!!!!!!
Beso!
pipi