Débora Arango
Oswaldo Guayasamin
A Débora la conocimos por casualidad, cuando Claudia (la dueña del hostel en la que nos hospedábamos),nos instó para que visitemos el Museo de Arte Moderno de Medellín.
A Oswaldo, por el contrario, lo conocíamos no sólo por innumerables referencias, sino también porque cada uno de sus trazos forma parte del acervo cultural del inconsciente colectivo de la humanidad.
Débora nos sorprendió instantáneamente. Una mujer adelantada para su época, reiterábamos, tras entrar gratuitamente al museo en cuestión. Valiente, aguerrida, deshecha de todo signo de pacatería, en una sociedad tan pacata como la colombiana a comienzos del siglo XX.
Oswaldo, por su parte, nos cautivó a nosotras y al mundo. Un pintor de una versatilidad asombrosa, capaz de plasmar en una pintura o bien la crueldad de un período sanguinario, o bien la inefable ternura de una madre con su hijo.
Ambos, Débora y Oswaldo, la paisa y el quiteño, pudieron hacer manifiestas sus posiciones frente al mundo sin grandes discursos grandilocuentes, valiéndose únicamente del pincel y la pintura.
Hoy, sus sentencias, sus pensamientos, sus recuerdos, sus sentimientos, descansan en cada uno de los cuadros del MAMM y de la Fundación Guayasamín. Esperando ser vistos y a partir de lo visto escuchados. No sólo por paisas y por quiteños, sino por todos los ciudadanos de este mundo.
4 comentarios:
Felices 100!
"Mantengan la luz encendida, porque volveré". Oswaldo Guayasamin.
"Mi pintura es de dos mundos. De piel para adentro es un grito contra el racismo y la pobreza; de piel para fuera es la síntesis del tiempo que me ha tocado vivir".
feliceees 100!!!!
Publicar un comentario