27 de diciembre de 2008

Las viajeras viajantes están de Viaje.
Su destino: Colombia y Ecuador

Mañana



Mañana por la mañana
Temprano de madrugada
Voy a enderezar mi vida
No más vicio ejercicio
No más conducta desordenada
No más seguir postergando los deberes diarios
No más sacarle el cuerpo a las responsabilidades

Mañana por la mañana
Apenas suene el despertador
Empiezo mi era ejemplar
Voy a hacer dieta dejar de fumar
A no mentir, a no explotar
A no dejar nada para mañana

Empiezo mañana por la mañana
Mañana por la mañana
Esta vez si es en serio perseveraré en mi empeño
Mañana por la mañana
Dejaré los malos hábitos
Mañana por la mañana
Cinco en disciplina
Mañana por la mañana
Borrón y cuenta nueva mil y un propósitos me llenan
Mañana por la mañana
pintaré mi raya dejaré mi huella
mañana por la mañana
de ahora en adelante punto aparte

Música: Aterciopelados



Cada fin de año uno se prometo una serie de cosas que muchas veces no cumple. Esta canción relata una serie de promesas que se dejan para "mañana".
Feliz año adelantado para todos!

16 de diciembre de 2008

Peligro y enemigos potenciales




Un nuevo viaje para nosotras es sinónimo de jolgorio mientras para nuestras madres es sinónimo de angustia y sobre todo de PELIGRO.

Antes de sacar los pasajes o una vez sacados nuestros padres (sobre todo nuestras madres) intentan por todos los medios que cambiemos el destino o que en su defecto cancelemos el viaje.

Persuaden, tratan lograr su cometido con recortes de diario sobre la cama cuando una se levanta (los cuales habla del peligro del lugar al que vamos), mails con información tenebrosa, relato de nativos o conocidos que hayan viajado ahí (verdaderos e inventados), charlas en las cuales manifiestan su preocupación, llamados de nuestras abuelas, retos, llantos, sollozos, amenazas y gritos.

Al darse cuenta que es imposible cambiar nuestro parecer comienzan las charlas entre ellas en las cuales tratan de consolarse las unas a las otras y comparten sus delirios. En esas charlas predominan los tópicos: peligros y enemigos potenciales, éstos dependen del destino y de la situación actual de ese país.

Cuando viajamos a Bolivia el peligro era las "revueltas populares" que cortaban caminos y nuestros enemigos potenciales eran las pedreadas que nos podían propiciar los "revoltosos".

Cuando partíamos hacia Perú el peligro y enemigo potencial era el Sendero Luminoso. Justo unos días antes de que partamos a Iquitos, ciudad desde donde iniciaría nuestro viaje amazónico, el Sendero Luminoso había atacado luego de años sin actuar un estado peruano muy próximo al de Iquitos.

Cuando embarcaríamos en el Amazonas el miedo de alguno de los padres eran crease o no los "caníbales", creían que nosotras íbamos a desvirgar el Amazonas con machete en mano, no se hacían la idea que dentro del Amazonas hay ciudades en donde vive gente y que ésta tiene que transportarse de una ciudad a otra en los barcos que nosotras tomaríamos. Además de los caníbales también estaban los animales peligrosos que podían atacarnos (Annie nuestra amiga yankee llegó a llevar un antídoto para serpientes) y la malaria. Les tenían más miedo a los animales que a los seres humanos, gran error.

En nuestro viaje a México el peligro estaba en el DF, en los enfrentamientos violentos entre maestros y el gobierno (represión incluida), en los secuestros y los asesinatos en manos de narcos, los zapatistas, entre otras cosas.

En Centroamérica el enemigo potencial eran las Maras y los resabios de la cruenta guerra civil. La abuela de Euge antes de que ella parta llamó insistentemente llorando por temor a las Maras y su violencia.

Malaria, comida, agua, baños, higiene, bondis, noche, enfermedades, robos, secuestros, maras, hablar con extraños son alguno de los peligros y enemigos potenciales de la lista pero esta lista es eterna.

Una vez que partimos (en micro, avión o bote) hacia nuestro destino, automáticamente entramos en trance mientras que nuestras madres comienzan su “calvario” haciendo la cuenta regresiva para ver cuando volvemos sanas y salvas (si logramos zafarnos de los enemigos que están agazapados).

Mi madre comienza a rezar para que pipi y yo no vayamos solas al baño, para que no nos metamos en lugares peligrosos o “hagamos alguna locura”, la madre de sofi bu reza para que no se desmaye, no se enferme, no la internen o se pierda (ella o todas sus cosas), la madre de euge reza para que no la coman las pirañas o no la ataquen las maras y la madre de cande reza y reza sin cesar para que ella no se acerque a los precipicios…

10 de diciembre de 2008

17 días


Después de tanto esperarlo y planearlo, sólo 17 días nos separan de nuestro destino.

Sólo un par de responsabilidades, algunos finales, algunas monografías por entregar, algún mínimo deadline por cumplir.

Sólo un par de eventos de fin de año, una reuniones con distintos grupos de amigas, quizas una fiesta laboral o una navidad en familia.

Sólo 17 días de esta vida que llevamos esos 335 días en los que vivimos en Buenos Aires. Esa vida que nos tiene tan sugestionadas que una entrega, una clase especial, una entrevista o un video institucional se convierte en primordiales. Y el eje del día a día se torna una carrera, un título o un trabajo.

Y nos convertimos en tan parte del sistema que cancelamos Noches Bohemias o juntadas con amigas por cosas que tendrían que estar mucho mas abajo en la lista de prioridades.

Lo único que nos salva de no sumergirnos del todo en la abrumadora nada que podría ser la existencia es la plena de conciencia de que estamos al borde del abismo, que estamos ahi, atrapadas entre las barreras de las imposiciones sociales, atadas a las cadenas de las responsabilidades profesionales, moviendo con vehemencia, como ratón de laboratorio, esa enorme rueda capitalista que gira y gira y hace girar todo el intrinsicado mecanismo que nos rodea mientras nosotras quedamos inmóviles y agotados por el esfuerzo.

Y en esa plena conciencia de nuestra enorme jaula nos permitimos soñar y planificar con nuestros viajes. Esos pocos días al año donde somos totalmente libres, donde somos sólo nosotras y el mundo y nos nos percata lo que se espera de nosotras o lo que la sociedad piense. Donde podemos hacer lo que queremos, decir lo que queremos y vestirnos como queremos porque todo depende de nosotras.

Y esto no significa que automaticamente rompemos todas las barreras sociales, morales y de moda. Simplemente significa que podemos hacerlo. Y si lo hacemos... lo hacemos felizmente. Y si no lo hacemos... decidimos no hacerlo con la plena conciencia de que podríamos haberlo hecho.

Pero lo mejor de todo es que el viaje no es una simple escapada, una simple pausa de nuestra "vida real", una huída de esa jaula, uno segundo de libertad en entre la monótona eternidad. El viaje es un estilo de vida, una ideología, una forma de ser. Es una aprendizaje, una doctrina que se va consolidando cada vez que sumamos un sellito al pasaporte, como una nueva dósis de aquella vacuna que nos dimos por primera vez cinco años atrás.

Entonces, después de tanto esperarlo y planearlo, sólo 17 días nos separan de nuestro destino.

En 17 días nos vamos a Colombia... y llegamos a casa.