21 de septiembre de 2008

Hay que saber mirar

El paisaje siempre va a ser lindo... pero si uno sabe lo que está mirando cobra significado, y con ese significado, belleza.

Y así un montón de piedras se convierten en un antiguo templo inca.

O una simple casa con libros viejos se convierte en el refugio de Trostsky tras su expulsión de la URSS.
O lo que podía interpretarse como una simple protesta se convierte en un episodio más de manifestación dentro de la lucha de un pueblo.
Parece simple, pero hay que saber llevar esta consigna a todos los aspectos.


La Huida de Bolivia


Quizás en su momento lo vivimos como simple turistas. Estábamos varadas en La Paz sin poder salir. Estábamos atrapados en una ciudad desconocida, sin poder avanzar ni retroceder ni movernos al costado para ver que pasaba. Estábamos atrapadas en el centro del conflicto, en el ojo de la tormenta, en el epicentro del terremoto. Caminábamos por las calles y había manifestaciones. Cuatro noches consecutivas fuimos a la terminal, con las mochilas preparadas para fugarnos y volvíamos todos los días hasta nuestro querido hogar "El Carretero", mochila a cuesta y mucha incertibumbre.



Nuestro querido Carretero

Y así "El Carretero" se convirtió en un verdadero hogar. Comidas multitudinarias, tardes de

canasta y crapet, noches de salsa y amistades incipientes en el centro del caos. Desde afuera los que habían podido salir relataban sus andanzas como sobrevivientes de alguna batalla. Nuestros padres llamaban preocupados. Hasta se rumoreaba que la embajada de argentina había llamado para pedir los nombres de los argentinos hospedados ahí. Cada persona que encontraba una salida alternativa era despedia como valientes héroes.

Hasta que nos tocó a nosotros. De alguna manera conseguimos que un bondi nos lleve hasta nuestro próximo destino. Eramos un grupo de 25. Todos amigos para ese entonces. A las 12 partimos del hostal en silencio, para caminar las 8 cuadras que no llevaban hasta la terminal, que parecía abierta sólo para nosotros. Allí esperamos todos cubiertos de trapos para evitar el frío, nadie se animaba a emitir más que un murmullo preguntando la hora. Y la hora de partir llegó y pasó, y aumentaban los nervios y aumentaba el silencio.


Esperando solos en la terminal

El mayor peligro estaba en el alto. Allí es donde había huelgas y manifestaciones todos los días, donde habían puesto piedras en el medio del camino para que la gente no salga. Allí , decían, noches anteriores otros viajeros que fugaban de la ciudad se habían bajado en el medio de la noche para correr ellos mismos las piedras, o, en otras ocaciones habían sido frenado por los manifestantes que les habían obligado a esperar horas y a veces hasta retornar.


Oh, el bondi

Jamás me voy a olvidar el colectivo deslizandose lentamente por las calles abandonas del alto de La Paz. Todos mirábamos en ese reduntante silencio por la ventana los pilones de piedra que habían estado frenando el paso sólo unos horas atrás. Y lo único cierto era el frío. Nadie se atrevió a decir nada hasta no haber "pasado el peligro". Recién cuando cruzamos todo el alto estallaron las risas, los aplausos, y entonamos el feliz cumpleaños a uno de los chicos que celebraba ese día.

Pero esta simple anécdota, esta huída que se sintió tan ilegal, tan intensa, tan de road movie hollywoodense se convierte en algo pequeño dentro de un marco mucho más grande. Y de repente esa piedras no fueron colocadas allí sólo para que tengamos nuestra pequeña fuga.
Y de repente lo que fue una aventura se convierte en un "aquella vez que fuimos testigos de la historia boliviana." Las protestas cobran significado, las "manifestantes" se convierten en luchadores y todo cobra otra dimensión.

Seguramente cualquiera de las otras 4 viajentes pueda explicar mejor lo que pasó.

Yo sólo sé que involucraba suba de precios del gas, reclamo del pueblo por sus derechos, idas y vueltas, políticos, luchas y esperanzas, tratados y contratratados, leyes polémicas y medios polémicos para refutarlas.

Yo sólo sé que fue el grito de un pueblo y nosotras estabamos allí, escuchando y conviertiéndolo en parte de nuestra historia.

http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_del_Gas
http://www.apiavirtual.com/2005/01/14/articulo-4460/



19 de septiembre de 2008

¡Un año!


Hace un año pecamos de atrevidas y pusimos en funcionamiento este blog. Sabiendo que no contamos con el talento literario ni de Borges ni de Dostoievski. Tampoco con la agudeza intelectual de Hegel o de Marx. Ni con el ingenio poético de Neruda o Baudelaire. Pero aquí estamos. Intentando aprender y hacer aprender. Animándonos al desparpajo o a decir disparates así sin más. Procurando filosofar de forma barata y con zapatos de goma. Transmitiendo anécdotas, vivencias, enseñanzas de la vida y de los libros. Descubriendo Buenos Aires. Desmitificando latinoamérica. Y por qué no buscando comprender el íntegro mundo a que pertenecemos. Frustándonos cuando no lo logramos. Akegrándonos cuando creemos que lo hacemos.
Esta es a grandes rasgos la esencia de las viajerasviajantes.
Un gran saludo para ellas en su aniversario.

15 de septiembre de 2008

¡Que desazón!




Leyendo las biografías de alguno de los personajes más celebres de la historia extraigo los siguientes datos:

Wolfgang Amadeus Mozart componía desde los 6 años, a los 7 daba conciertos y a los 9 concluyó su primera ópera.

A los 14 años en Montreal 1976 Nadia Comaneci fue la primer gimnasta en lograr la puntuación perfecta en unos juegos olímpicos.

Juana de arco a los 17 años encabezaba el ejército real francés y a la temprana edad de 19 años es considerada una hereje y condenada a la hoguera. Fue quemada viva en el mercado de Rouen, los historiados decien que murió rezándole al Arcángel San Miguel e invocando el nombre de Jesús tres veces.

Isabel de Wittelsbach (más conocida como "Sissi") se casó a los 17 años con el Emperador de Austria y se convirtió en Emperatiz de Austria.

Cleopatra, hija de Cleopatra V Trifena y Ptolomeo XII Auletes, heredó el trono a la edad de 17 años junto con su hermano Ptolomeo XIII que contaba con tan sólo 12 años.

Alejandro Magno, hijo de Filipo II y de Olimpia, hereda el reino de su padre (quien fue asesinado) a la edad de 20 años.

John Lennon tenía 24 cuando los Beatles lanzaron "A hard day´s night". Paul Mc Cartney tenía 23 años cuando compuso "Yesterday" la canción más versionada de la historia.

Borges a los 24 años en víspera de un segundo viaje a Europa, publicó su primer libro de poesía, "Fervor de Buenos Aires" en el que se prefigura, según palabras del propio Borges, toda su obra posterior.

Yo tengo 23 años y al releer estos datos me doy cuenta que:
No he escrito ni me han publicado una obra literaria.
No he compuesto ni una ópera ni una sonata ni 1 canción inmortal
No he ganado una medalla de oro ni un oscar ni un nobel.
No he heredado un trono ni formé un Imperio.
No he batallado por mi patria ni muerto en la hoguera.
¿que he hecho? NADA!
Todavía no sé bien quien soy ni que es lo que quiero.

Me recuesto y miro el cielorraso con la mirada perdida.
Comiezo a sentir una vacío inmenso.
¡Que desazón!

13 de septiembre de 2008

La Trampa de la Ilusión



Una de las acepciones que la RAE señala para la palabra ilusión es una "esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo" Esta es la que decido elegir para comenzar mi relato. ¿Cuál es la razón que se esconde tras esta decisión? Una muy simple. Todo estamos movidos por una ilusión. La ilusión nos empuja al hacer, nos incentiva, nos estimula, le agrega una dosis de sentido a nuestra existencia.

Movido por una ilusión se encontraba Bruto en la obra shakesperiana "Julio César". Salvar a Roma ante el peligro de que se transformara en una monarquía. Pensar en las generaciones venideras que deberían sufrir esa tortura. Cuidar el destino de la "nación". Bruto llevaba consigo esas ilusiones. Estas primaron por sobre su amistad con el emperador. César entonces, cargó con un fatal destino y Bruto fue en gran parte el responsable.

¿Pero logró Bruto salvar a Roma ante el peligro de que se transformara en una monarquía? ¿Aseguró un porvenir auspicioso para las generaciones venideras? ¿Cuidó el destino de la "nación"?

Reviso nuevamente las acepciones de la RAE. Me encuentro con una que me ayuda a responder a estas preguntas. La ilusión es además un "concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos". Bruto, cegado por las intrigas de Casio y por su amor a Roma, obró incorrectamente. La trampa de la ilusión lo condujo a que Roma se suma en un caos, así como a su propia muerte.

¿Es la ilusión una esperanza o una ficción? ¿Nos debemos mover por las ilusiones? ¿O nos tenderán una trampa cuando menos lo esperemos?

Ahora bien, si ese temor a que la ilusión sea una ficción nos conduce a la pasividad, a la inacción. ¿Son estas condiciones preferibles al riesgo que conlleva arriesgarse? ¿Qué podemos hacer si no contamos con ilusiones? ¿No agrega asimismo aquel riesgo una dosis más de sentido a nuestra existencia?

Las acepciones de la ilusión muestran su trampa. ¡Que tramposa la ilusión!

7 de septiembre de 2008

Muros



Muros (Eduardo Galeano)

El Muro de Berlín era la noticia de cada día. De la mañana a la noche leíamos, veíamos, escuchábamos: el Muro de la Vergüenza, el Muro de la Infamia, la Cortina de Hierro...
Por fin, ese muro, que merecía caer, cayó. Pero otros muros han brotado, siguen brotando, en el mundo, y aunque son mucho más grandes que el de Berlín, de ellos se habla poco o nada.


Poco se habla del muro que Estados Unidos está alzando en la frontera mexicana, y poco se habla de las alambradas de Ceuta y Melilla.

Casi nada se habla del Muro de Cisjordania, que perpetúa la ocupación israelí de tierras palestinas y de aquí a poco será 15 veces más largo que el Muro de Berlín.

Y nada, nada de nada, se habla del Muro de Marruecos, que desde hace 20 años perpetúa la ocupación marroquí del Sáhara occidental. Este muro, minado de punta a punta y de punta a punta vigilado por miles de soldados, mide 60 veces más que el Muro de Berlín.

¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos? ¿Será por los muros de la incomunicación, que los grandes medios de comunicación construyen cada día?

En julio de 2004, la Corte Internacional de Justicia de La Haya sentenció que el Muro de Cisjordania violaba el derecho internacional y mandó que se demoliera. Hasta ahora, Israel no se ha enterado.


En octubre de 1975, la misma Corte había dictaminado: "No se establece la existencia de vínculo alguno de soberanía entre el Sahara Occidental y Marruecos". Nos quedamos cortos si decimos que Marruecos fue sordo. Fue peor: al día siguiente de esta resolución desató la invasión, la llamada Marcha verde, y poco después se apoderó a sangre y fuego de esas vastas tierras ajenas y expulsó a la mayoría de la población.

Y ahí sigue.
Mil y una resoluciones de las Naciones Unidas han confirmado el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.

¿De qué han servido esas resoluciones? Se iba a hacer un plesbiscito, para que la población decidiera su destino. Para asegurarse la victoria, el monarca de Marruecos llenó de marroquíes el territorio invadido. Pero al poco tiempo, ni siquiera los marroquíes fueron dignos de su confianza. Y el rey, que había dicho sí, dijo que quién sabe. Y después dijo no, y ahora su hijo, heredero del trono, también dice no. La negativa equivale a una confesión. Negando el derecho de voto, Marruecos confiesa que ha robado un país. ¿Lo seguiremos aceptando, como si tal cosa? ¿Aceptando que en la democracia universal los súbditos sólo podemos ejercer el derecho de obediencia?

¿De qué han servido las mil y una resoluciones de las Naciones Unidas contra la ocupación israelí de los territorios palestinos? ¿Y las mil y una resoluciones contra el bloqueo de Cuba?

El viejo proverbio enseña: La hipocresía es el impuesto que el vicio paga a la virtud.
El patriotismo es, hoy por hoy, un privilegio de las naciones dominantes.

Cuando lo practican las naciones dominadas, el patriotismo se hace sospechoso de populismo o terrorismo, o simplemente no merece la menor atención.

Los patriotas saharauis, que desde hace 30 años luchan por recuperar su lugar en el mundo, han logrado el reconocimiento diplomático de 82 países. Entre ellos, mi país, el Uruguay, que recientemente se ha sumado a la gran mayoría de los países latinoamericanos y africanos. Pero Europa, no. Ningún país europeo ha reconocido a la República Saharaui. España, tampoco. Este es un grave caso de irresponsabilidad, o quizá de amnesia, o al menos de desamor. Hasta hace 30 años el Sahara era colonia de España, y España tenía el deber legal y moral de amparar su independencia.

¿Qué dejó allí el dominio imperial? Al cabo de un siglo, ¿a cuántos universitarios formó? En total, tres: un médico, un abogado y un perito mercantil. Eso dejó. Y dejó una traición. España sirvió en bandeja esa tierra y esas gentes para que fueran devoradas por el reino de Marruecos. Desde entonces, el Sahara es la última colonia del Africa. Le han usurpado la independencia.

¿Por qué será que los ojos se niegan a ver lo que rompe los ojos? ¿Será porque los saharauis han sido una moneda de cambio, ofrecida por empresas y países que compran a Marruecos lo que Marruecos vende aunque no sea suyo?

Hace un par de años, Javier Corcuera entrevistó, en un hospital de Bagdad, a una víctima de los bombardeos contra Irak. Una bomba le había destrozado un brazo. Y ella, que tenía ocho años de edad y había sufrido once operaciones, dijo:
-Ojalá no tuviéramos petróleo.

Quizás el pueblo del Sahara es culpable porque en sus largas costas reside el mayor tesoro pesquero del océano Atlántico y porque bajo las inmensidades de arena, que tan vacías parecen, yace la mayor reserva mundial de fosfatos y quizá también hay petróleo, gas y uranio. En el Corán podría estar, aunque no esté, esta profecía:
Las riquezas naturales serán la maldición de las gentes.

Los campamentos de refugiados, al sur de Argelia, están en el más desierto de los desiertos. Es una vastísima nada, rodeada de nada, donde sólo crecen las piedras. Y sin embargo, en esas arideces, y en las zonas liberadas, que no son mucho mejores, los saharauis han sido capaces de crear la sociedad más abierta, y la menos machista, de todo el mundo musulmán.

Este milagro de los saharauis, que son muy pobres y muy pocos, no sólo se explica por su porfiada voluntad de ser libres, que eso sí que sobra en esos lugares donde todo falta: también se explica, en gran medida, por la solidaridad internacional. Y la mayor parte de la ayuda proviene de los pueblos de España. Su energía solidaria, memoria y fuente de dignidad, es mucho más poderosa que los vaivenes de los gobiernos y los mezquinos cálculos de las empresas.

Digo solidaridad, no caridad. La caridad humilla. No se equivoca el proverbio africano que dice: La mano que recibe está siempre debajo de la mano que da.

Los saharauis esperan. Están condenados a pena de angustia perpetua y de perpetua nostalgia. Los campamentos de refugiados llevan los nombres de sus ciudades secuestradas, sus perdidos lugares de encuentro, sus querencias: El Aaiún, Smara...
Ellos se llaman hijos de las nubes, porque desde siempre persiguen la lluvia.
Desde hace más de 30 años persiguen, también, la justicia, que en el mundo de nuestro tiempo parece más esquiva que el agua en el desierto.

Fuente: http://laotraorilla.blog-city.com/muros__por_eduardo_galeano.htm